Querer cambiarlo todo de una vez, castigarse en exceso después de una comida menos saludable, no planificar… Evitar estos errores fomenta cambios duraderos.

¿HA LLEGADO EL MOMENTO DE CAMBIAR NUESTRA FORMA DE COMER?
Todos experimentamos un determinado grado de satisfacción respecto a nuestra forma de comer actual. Sin embargo, circunstancias particulares como un cambio en las preferencias a la hora de comer, una etapa del ciclo vital, el nivel de actividad del momento, el ritmo de vida o el estado de salud cada persona pueden llevar a pensar en la necesidad de cambiar nuestra forma de comer.
No hay duda de que la necesidad de cambiar asociada a los factores de gratificación y placer alimentarios es altamente subjetiva. Es uno mismo quien tiene que determinar si su conducta actual está próxima o lejana a la deseada.
Sin embargo, disponemos de criterios bien definidos acerca de lo que se considera una dieta saludable. En la medida en que nuestros hábitos se aparten de dichas recomendaciones se hará más evidente la necesidad que tienes de cambiar.
En cualquier caso, una vez se toma la decisión de cambiar la forma de comer y empezar a comer más sano, se hace CLIC y entonces es cuando empieza tu proceso de cambio.
Para ello es conveniente establecer bien un buen plan para que los cambios sean duraderos en el tiempo; es decir adquirir hábitos nutricionales saludables de forma integrada en mi día a día.

SÍNTOMAS DE QUE DEBES CAMBIAR TU ALIMENTACIÓN
He aquí una relación de errores alimentarios habituales que constituyen un buen indicador de que se ha de comer de manera diferente. Cualquiera de estos casos es susceptible de cambio si lo que se quiere es alimentarse de forma saludable.

- Tu dieta es desequilibrada. Exceso de grasas, azúcares y proteínas junto con deficiencias de vitaminas, minerales y fibra alimentaria, resultado de una ingesta insuficiente de hortalizas, frutas y legumbres, y de un exceso de productos cárnicos, lácteos y de bollería y pastelería.
- Llevas ritmos alimentarios irregulares. Saltarse comidas principales, picar entre horas, desayunar insuficientemente, cenar de forma copiosa, hacer dieta durante la semana para luego “liberarse” durante el fin de semana…
- Consumes preparaciones desaconsejables. Demasiada sal, freír mucho o mal, usar en exceso grasas animales y mantequilla, comer habitualmente comidas precocinadas, comer pocos alimentos crudos…
- Tomas más calorías de lo deseable. Hay que distinguir aquí entre el peso saludable y el peso deseable. Disponemos de un criterio fiable, el Índice de Masa Corporal (IMC), al que hay que dirigir la mirada para determinar el grado de adecuación de lo que comemos. Mantener un peso dentro de los parámetros saludables indica que las calorías que se ingieren están en equilibrio con las que se gastan. Es una cuestión de estar en equilibrio.

CÓMO EMPEZAR A COMER BIEN Y MANTENER EL CAMBIO PARA SIEMPRE
Es importante modificar determinados aspectos de nuestra alimentación y ponernos como objetivo cambiar algunos de nuestros hábitos.
Sin duda habremos dado un paso necesario, fundamental, pero en ningún caso suficiente. Esto nos sitúa en el umbral del cambio, en el punto de partida, pero ahora hay que ponerse en marcha y recorrer el camino.
En este estadio, resulta útil conocer las características más importantes asociadas a todo proceso de cambio:
- No existe una fórmula mágica, única e infalible para cambiar. Hay que olvidarse de encontrar una especie de receta o lista de mandamientos de fácil aplicación que baste seguir para alcanzar lo que se desea.
- Cambiar requiere dedicación, pero se consigue si se hacen modificaciones y se integran paulatinamente. Dado que nuestro comportamiento general se basa en buena medida en hábitos y lo que debemos elegir es modificar esos hábitos de forma gradual para ir estableciéndolos como parte de nuestra rutina diaria de forma que lleguen para quedarse en nuestra vida.

- Alerta ante las recaídas. Debemos estar preparados para abordar con mejores garantías los momentos difíciles y las recaídas. Sabiendo esto se puede prevenir o afrontar posibles lecturas catastróficas y paralizantes del tipo “nunca podré”, “esto es demasiado para mí”, “soy un fracaso”, «no tengo fuerza de voluntad suficiente», etc. Modificar y entrenar nuestros pensamientos para conseguir “Yo si puedo”, “poco a poco voy cambiando pequeños hábitos para mejorar mi nutrición”, “lo voy a conseguir y lo consigo” “Soy capaz de hacer cambios a mi favor” etc.
- Definición de objetivos. Esta es una cuestión fundamental. los objetivos representan la meta, el destino, determinan el rumbo hacia dónde queremos ir. El proceso de cambio es una carrera de fondo y dónde cada paso hacia la meta es importante.
- Reforzar las conductas deseadas. Es muy importante tener en cuenta que, en buena medida, las conductas se mantienen o no según sus consecuencias inmediatas. Cuando una conducta va seguida de una consecuencia favorable es más probable que se repita. Esta cuestión es de gran relevancia en el caso de la conducta alimentaria ya que los beneficios de una dieta saludable sólo se recogen a largo plazo. De ahí que pueda ser de mucha utilidad establecer cierto tipo de refuerzos (regalos, actividades gratificantes, palabras de reconocimiento, etc.) tras llevar a cabo las conductas alimentarias deseadas. Interesante para todos, esta medida es de especial interés para los más pequeños.
- ¿Cambios radicales? No, gracias. En lo que a dietas se refiere, la experiencia demuestra que muy a menudo los cambios importantes son difíciles de mantener a lo largo del tiempo. Conviene no olvidar que la conducta alimentaria es un eje sobre el que giran muchos otros aspectos de nuestra vida y que los cambios que se produzcan en ella afectan en conjunto.
- Si quieres cambiar, actúa. Por mucha teórica y conocimientos que tengamos, no cambiará absolutamente nada hasta que comencemos a actuar. La mayoría de las personas tienen información suficiente para comer mejor de lo que lo hacen.
- Personalizar los cambios. Adaptar los cambios a la realidad de cada uno: a sus gustos, a sus preferencias, a su estilo de vida. Cada persona es un mundo y lo que puede ir bien a una puede no resultar útil para otra. En lugar de ponerse un vestido de medidas estándar, se trata de hacerse uno que se ajuste tanto como sea posible a las medidas de cada cual.
- Cambiar es estresante. Lleva asociada cierta sensación de pérdida de control: abandonamos conductas y territorios conocidos por otros que todavía no lo son o no están bien asentados. Se trata de un periodo que suele estar presidido por la provisionalidad, la incertidumbre, la ambivalencia, los temores, las dudas… Y hay que contar con ello para perseverar en los momentos complicados. Cuanto mejor conozcamos la naturaleza del cambio y la dinámica y los factores implicados mayor garantía de éxito tendremos.

LA DISPOSICIÓN ADECUADA: MENTE SANA PARA UN CUERPO SANO
Una vez identificado lo que no nos interesa y queremos cambiar, y definidos los objetivos con expectativas realistas, llega el momento de PASAR A LA ACCIÓN, un momento determinante para todo proceso de cambio.
En la práctica se trata de ir afrontando las diferentes situaciones que se van presentando de la manera más eficaz posible. Para esta tarea puede ayudar mucho deshacerse de patrones rígidos de comportamiento y pensamiento particularmente nocivos.
En este sentido, algunos ERRORES HABITUALES son:
- Ver las cosas en términos de todo o nada,
- Pensar que una sola transgresión ya echa por tierra todos los esfuerzos y la capacidad para el cambio,
- Tomar el éxito o fracaso en el proceso como una vara de medir si somos fantásticos o unos fracasados en todo,
- Aprovechar los deslices como pasaporte para los desmadres,
- Pensar que debemos escoger entre salud y placer…
Por el contrario, PUEDEN FAVORECERNOS posicionamientos como:
- Tomar perspectiva,
- Relativizar la cuestión tanto en los aspectos negativos como en los positivos,
- Tolerar la ambivalencia (estado de ánimo en el que coexisten dos emociones o sentimientos opuestos),
- Pensar que cambiar de hábitos dietéticos para comer mejor no es ninguna penitencia o renuncia sino una decisión tomada libremente para estar más sano y con energía.
No se busca la perfección, se busca cambiar en cuanto sea necesario y posible. Da igual que se trate de algo tan simple como sustituir una bebida refrescante por un vaso de agua, o emplear plantas aromáticas en lugar de sal en un estofado. Esto permite acabar con las excusas que se esconden en creencias del tipo “o lo hago bien o no lo hago”. Haz cambios, aunque sean pequeñitos y continua poco a poco.

¿QUÉ HACER CON LOS CAMBIOS QUE SE RESISTEN?
Es posible que algunos alimentos presenten más problemas que otros a la hora de prescindir de ellos. En buena medida depende de la gratificación que proporcionen y del papel que se les haya otorgado hasta ese momento.
Con aquellos cambios que resulten más resistentes se pueden utilizar estrategias especiales: reducciones graduales, uso de sucedáneos, dar prioridad a otros cambios que faciliten su posterior abandono…
Lo más importante es no colapsarse e ir buscando soluciones a los problemas.
BENEFICIOS DE UN PLAN NUTRICIONAL DE COACHING ADAPTADO A TI
- Un Plan Nutricional concreto adecuado a tus necesidades nutricionales que te ayuda a mejorar tus hábitos de forma que los vayas integrando en tu vida cotidiana de forma progresiva.
- Mejorarás y aprenderás a realizar tu planificación semanal, tus menús, tus comidas diarias y tu forma de organizarte en la cocina de forma progresiva. Los cambios empezarán a verse en las primeras semanas.
- Se realiza un seguimiento cada semana o cada quince días haciendo un balance general de cómo están yendo las cosas, para detectar los puntos fuertes y los puntos débiles del cambio, y tomar las medidas pertinentes.
Una vez iniciados los cambios, y si perseveramos, el tiempo juega a nuestro favor, ya que a base de práctica irás automatizando los nuevos hábitos.
- Los primeros cambios observables suelen ser: disponer de mayor energía, regular el tránsito intestinal, mejorar el estado de la piel, y poco a poco ajustar el peso corporal a valores saludables.
- El plan nutricional es adaptable y modificable acorde a tus necesidades concretas. Es importante no olvidar que no hay una única manera de hacer las cosas y que, si los métodos iniciales no funcionan, se pueden cambiar. En este sentido, la propia complejidad de la conducta alimentaria nos favorece, puesto que da mucho juego para intentar las cosas con abordajes diferentes.

Para ello te ofrezco mi PROGRAMA DE COACHING NUTRICIONAL con el que aprenderás nuevas rutinas nutricionales sanas y duraderas y adquirirás también otros hábitos saludables.
¿Hablamos?
Como Coach Nutricional mi función es conseguir que tengáis una alimentación sana y que aprendas a gestionar tu alimentación adquiriendo el compromiso con tu salud y bienestar. Se trata de que tú mismo elijas y decidas como cuidarte de forma holística incluyendo tu cuerpo.
A través de mi Programa COCINAMOS CONTIGO-de temporada aprenderás de forma gradual.
Anímate y apúntate a la Sesión de Coaching Nutricional Gratuita de diagnóstico que te ofrezco para resolverte cualquier duda, me cuentes lo que te preocupa sobre tu alimentación actual y veamos cómo podemos mejorarla o cambiarla.
Puedes reservar tu sesión gratuita ya mismo, este mes dispones todavía de tres huecos disponibles en: https://ecomimarse.es/reserva-sesion/
Te invito a cuidarte y mejorar tu vida diaria alimentándote de forma saludable adquiriendo hábitos nutricionales duraderos y cuidándote día adía.
¡Que tengas un feliz día y te ecomimes mucho!